SOUVENIR 154
JURUTUNGO
Enrique Rivera Príncipe
16 de mayo-22 de junio
Ganando prominencia artística en el siglo XIX, el género de la pintura de paisajes estableció un conjunto de convenciones pictóricas que continúan definiendo las relaciones con la naturaleza. Las perspectivas vastas, abarcadoras y panorámicas del territorio, los paisajes que consideramos emblemáticos del género son tanto sublimes como monitoreados. Expansivos más allá del alcance de la comprensión humana y representables dentro de parámetros limitados. Históricamente, el género de la pintura de paisajes ha sido utilizado como una afirmación occidental de un punto de vista humano singular que va por encima de todas las relaciones que sostienen un territorio.
No existe tal cosa como un paisaje. Lo que consideramos como un paisaje es un conjunto de convenciones estéticas.
Entrelazando lo humano, lo celestial y lo terrenal, el trabajo de Enrique Rivera Príncipe centra una conexión con los astros que reconoce al cuerpo como receptor y reciclador. El cuerpo también es paisaje; un ecosistema que registra su entorno. Aquí hay una relación entre lo humano y lo más que humano que no está arraigada en el dominio sino en la sumersión, en una humilde pequeñez que se equilibra con el conocimiento de que también está compuesta de materia cósmica.
Titulada “Jurutungo”, el nombre de la exposición individual de Enrique Rivera Príncipe para Souvenir 154 toma su nombre de un sector en Real Anón, Ponce, donde el artista creció. Las obras que forman parte de la exposición consideran el paisaje como espacio físico, memoria, estado emocional y sueño.
Enrique Rivera Príncipe
16 de mayo-22 de junio
Ganando prominencia artística en el siglo XIX, el género de la pintura de paisajes estableció un conjunto de convenciones pictóricas que continúan definiendo las relaciones con la naturaleza. Las perspectivas vastas, abarcadoras y panorámicas del territorio, los paisajes que consideramos emblemáticos del género son tanto sublimes como monitoreados. Expansivos más allá del alcance de la comprensión humana y representables dentro de parámetros limitados. Históricamente, el género de la pintura de paisajes ha sido utilizado como una afirmación occidental de un punto de vista humano singular que va por encima de todas las relaciones que sostienen un territorio.
No existe tal cosa como un paisaje. Lo que consideramos como un paisaje es un conjunto de convenciones estéticas.
Entrelazando lo humano, lo celestial y lo terrenal, el trabajo de Enrique Rivera Príncipe centra una conexión con los astros que reconoce al cuerpo como receptor y reciclador. El cuerpo también es paisaje; un ecosistema que registra su entorno. Aquí hay una relación entre lo humano y lo más que humano que no está arraigada en el dominio sino en la sumersión, en una humilde pequeñez que se equilibra con el conocimiento de que también está compuesta de materia cósmica.
Titulada “Jurutungo”, el nombre de la exposición individual de Enrique Rivera Príncipe para Souvenir 154 toma su nombre de un sector en Real Anón, Ponce, donde el artista creció. Las obras que forman parte de la exposición consideran el paisaje como espacio físico, memoria, estado emocional y sueño.
English
Gaining artistic prominence in the 19th century, the genre of landscape painting established a set of pictorial conventions that continue to define relationships to land. Vast, encompassing, and panoramic perspectives of territory, the landscapes paintings we think of as emblematic of the genre are both sublime and surveilled. Both expansive beyond the scope of human comprehension and representable within limited parameters. Historically, the genre of landscape painting historically has been used as an occidental affirmation of a singular human vantage point over the vastness of all the elements that comprise a territory while not accounting for the living relationships that sustain it. There is no such thing as a landscape. What we think of as a landscape is a set of aesthetic conventions.
Interlacing the human, celestial, and terrenal, Enrique Rivera Principe’s work centers a connection to the astros that recognizes the body as receptor and recycler. The body is also landscape; an ecosystem that registers that which goes beyond its parameters. Here is a relationship between the human and more than human not rooted in dominance but in submersion, in a humble diminutiveness that balances itself with the knowledge that it is also composed of cosmic matter.
Titled “Jurutungo” the name of Enrique Rivera Principe’s solo show for Souvenir 154 draws its name from a sector in Real Anon, Ponce where the artist was raised the works in the exhibit consider the landscape as physical space, memory, emotional state, and dream.
Enrique Rivera Príncipe
Fugaz
acrílico sobre canvas22 3/4” x 26 1/2”
Enrique Rivera Príncipe
Entraña
acrílico sobre canvas22 3/4” x 26 1/2”
Vista de Sala
Enrique Rivera Príncipe
Jurutungo
acrílico sobre canvas50” x 60”
Enrique Rivera Príncipe
Light’s Travels
acrílico sobre canvas20.5” x 36”
Enrique Rivera Príncipe
Calma Creciente
acrílico y pan de oro sobre lino50” x 60”
Vista de sala
Enrique Rivera Príncipe
El Salto
acrílico sobre canvas36” x 36”
Vista de Sala
Enrique Rivera Príncipe
Radical Radiation
grafito sobre papel_enmarcado30” x 40”
Enrique Rivera Príncipe
Manantial bajo la maleza
acrílico sobre canvas22 3/4” x 26 1/2”
Enrique Rivera Príncipe
Orion’s Will
acrílico y pan de oro sobre lino60” x 50”
Enrique Rivera Príncipe
Wishes come thru you
acrílico sobre canvas50” x 70”
Vista de sala
Vista de sala
Enrique Rivera Príncipe
Star Drops
acrílico sobre canvas36” x 20.5”