SOUVENIR 154
Never Eat Sour Wheat
Nunca estar sin Orizonte
ALANA ITURRALDE
Estar con Alana Iturralde es adentrarse a un ritual. El de hoy comenzó buscándola a Bayamón.
Llegué a la casa de su mamá y montamos la máquina de chicle de bolas de barro en mi carro. Encima del dashboard, paseaba el bordado rojo que ves en la pared. Mientras conducía no podía quitarle los ojos de encima. Parecían dulces frescos de una panadería brillando bajo el sol punzante de fin de mundo que lleva dorándonos la piel este año.
La magia de Alana aguarda gran disciplina y rigurosidad. Líneas conectan, paisajes te dan un extraño sentido de seguridad y ondulaciones perfectas te invitan a conectar íntimamente con estos objetos dentro de la sala.
Un día, de camino a algún sitio, Alana me comenzó a contar sobre la idea para esta exhibición, “Mi abuela me repetía una frase que le decían a los niños para que aprendieran los puntos cardinales - “never eat sour wheat”. Es el deseo de no perder el sentido de dirección. Me he estado planteando continuamente sobre el cambio detrás de la transformación. También, pienso mucho en los ombligos, ese momento primordial cuando se corta el cordón umbilical. Ese instante es nuestro primer trauma - la separación de la madre e hijo, pero a la vez, es el primer momento de independencia de un ser humano.”
Nunca estar sin Orizonte
ALANA ITURRALDE
Estar con Alana Iturralde es adentrarse a un ritual. El de hoy comenzó buscándola a Bayamón.
Llegué a la casa de su mamá y montamos la máquina de chicle de bolas de barro en mi carro. Encima del dashboard, paseaba el bordado rojo que ves en la pared. Mientras conducía no podía quitarle los ojos de encima. Parecían dulces frescos de una panadería brillando bajo el sol punzante de fin de mundo que lleva dorándonos la piel este año.
La magia de Alana aguarda gran disciplina y rigurosidad. Líneas conectan, paisajes te dan un extraño sentido de seguridad y ondulaciones perfectas te invitan a conectar íntimamente con estos objetos dentro de la sala.
Un día, de camino a algún sitio, Alana me comenzó a contar sobre la idea para esta exhibición, “Mi abuela me repetía una frase que le decían a los niños para que aprendieran los puntos cardinales - “never eat sour wheat”. Es el deseo de no perder el sentido de dirección. Me he estado planteando continuamente sobre el cambio detrás de la transformación. También, pienso mucho en los ombligos, ese momento primordial cuando se corta el cordón umbilical. Ese instante es nuestro primer trauma - la separación de la madre e hijo, pero a la vez, es el primer momento de independencia de un ser humano.”
Mientras espero por las pizzas para regresar al montaje en Souvenir 154, recuerdo lo que hablamos esta tarde mientras nos tomábamos un café, al lado de la galería, en el parquecito del Bastión de las Palmas de San José. El trabajo de Alana también es una extensión de sus campos energéticos. Homenajes a los interminables ciclos de vidas pasadas, presentes y futuras. Vasijas que nacen durante eclipses y otras que parecen trozos descartados de sistemas nerviosos. También, hay una oscuridad optimista, que ella nos contó, mientras colgábamos las acuarelas de espirales, que así era como su padre describía su trabajo en carbón. Particularmente, Bosque 1 es el desprendimiento y autonomía de la relación de Alana con su padre.
Never Eat Sour Wheat es una muestra de procesos personales de sanación familiar, ancestral y generacional. Los ombligos, círculos y los espirales nos conectan a eso que no podemos escapar pero tenemos que albergar.
A pesar de que todo puede sentirse muy pesado, en realidad, es lo opuesto. Never Eat Sour Wheat es una celebración al reconocimiento de la libertad propia.
- Miguel Figueroa
Dibujos en tinte naturales:
Flor de Cosmos
Tinte de Aguacate
Guash de Indigo
Instalación
Bosque 1
Luna
(Stoneware)
Luna
(Terracota)
Eclipse
(Stoneware)
Penélope
Bordado sobre tela - muslim-
Puntada doble simple
Algodón Color Carmín
Bosque en llamas
Bosque en llamas
Quiero ser Tierra
Quiero ser Tierra
detalle